29 de noviembre de 2019
Sebastián Ruiz Tagle: «Generar nuevamente grandes corporaciones monopolizadoras de la industria no es una solución muy sana»
¿Qué son exactamente las editoriales musicales?
Las editoriales de música son organismos que trabajan principalmente en la administración, gestión y protección de los derechos de autor asociados a una obra o composición determinada. Lo común es que autores y compositores cedan los derechos por un tiempo establecido a las editoriales, para que estas los gestionen y, junto con hacerse cargo de todas las tareas de registro y seguimiento, fomenten su circulación y usos alternativos mediante acciones concretas.
¿Por qué es importante para el artista tener una editorial?
En general depende mucho del grado de desarrollo del artista. Una obra genera derechos de muchas formas posibles, ya sea por su comunicación pública cuando suena en la radio por ejemplo, o cuando se interpreta en vivo. Cuando un artista alcanza un nivel de desarrollo fuera de su país de origen, la gestión de estos derechos se comienza a hacer más compleja, porque su recaudación y distribución pasa necesariamente por las entidades de gestión colectiva de cada país, con sus propios reglamentos y legislaciones. Entonces, hacerse cargo de esos procesos puede requerir mucho tiempo, ser muy lento y engorroso.
Las editoriales en general son socias directas de muchas entidades de gestión al mismo tiempo, y tienen una estructura jurídica en cada país que les permite registrar directamente las obras en cada entidad colectora y gestionar esos derechos de manera más sencilla y eficiente. Pero ese es solo el trabajo más básico que desempeñan.
¿Qué más puede hacer la editorial por el artista?
Varias cosas más. Como los acuerdos estándar contemplan una participación o propiedad de esos derechos por parte de las editoriales, estas están interesadas en generar mayores usos alternativos del repertorio que representan.
El más común es el uso en sincronizaciones, es decir producciones audiovisuales como cine, series o publicidad. Aquí las editoriales juegan un papel clave. Generalmente en las productoras audiovisuales siempre hay un equipo de supervisores musicales que se encarga, además del trabajo de selección del repertorio, de tener al día y resuelto todo lo relativo a los derechos de las obras que utilizan. Por lo mismo, estos supervisores trabajan directamente con las editoriales, que son capaces de asegurarles que no hay ningún cabo suelto en términos de derechos, y que estos sean perfectamente rastreables. Las editoriales por su parte promueven y difunden su repertorio entre estos supervisores haciendo más viable que una determinada obra termine en una producción audiovisual.
Muchas veces también son también las editoriales las que gestionan colaboraciones entre los autores que representan para introducir a un artista a un público nuevo. Un ejemplo famoso de esto podría ser la colaboración entre Rosalía y J. Balvin. Con esa misma intención, y para diversificar las posibilidades de una obra o repertorio, las editoriales muchas veces impulsan la realización de remixes o versiones alternativas.
Por último, no siempre las versiones del autor de una obra son las mejores o las más memorables. Una editorial es la que se encarga de encontrar el complemento ideal entre obra e intérprete.
En todos estos puntos se juega el criterio artístico del editor, su comprensión del repertorio que representa, y el valor que le otorga. Creo que esas son condiciones fundamentales para pensar el rol editorial.
¿Cuál es la diferencia entre una editorial y un distribuidor digital o un sello?
Son labores muy distintas, que antes estaban mucho más claramente separadas, y que con el desarrollo de la industria independiente se han ido concentrando para que las asuma muchas veces un mismo agente.
Mientras las editoriales son las encargadas de la gestión de las obras o composiciones y sus consiguientes derechos, los sellos son los encargados de la labor discográfica: es decir la grabación, difusión y distribución de fonogramas o registros sonoros de esa obra, de ese máster.
Los agregadores digitales, por su parte son una figura más nueva que aparece con la necesidad de acceder a las tiendas digitales y plataformas de streaming de música. Ellos, junto con distribuir la música a estos espacios, realizan labores de marketing digital para llegar a equipos editoriales que puedan incluir el material en playlists, blogs redes sociales u otros canales y así aumentar sus posibilidades de difusión.
Últimamente, los distribuidores digitales se han hecho muy necesarios y hay algunos que manejan catálogos muy grandes. Viendo eso, se han aventurado a ampliar su radio de acción, convirtiéndose al mismo tiempo en sellos discográficos y editoriales. Para mí esta tendencia es un riesgo. Creo que con todo lo que se ha logrado a través del crecimiento de la gestión independiente, generar nuevamente grandes corporaciones monopolizadoras de la industria no es una solución muy sana, no creo que ese funcionamiento favorezca la aparición y el desarrollo de la diversidad musical que hoy existe.
¿Cual es el valor del trabajo editorial en la música?
Por todo lo que te comenté, creo que el trabajo editorial permite diversificar las posibilidades artísticas de una obra, y amplificar su alcance en términos de públicos, territorios y formatos. Me parece importante comenzar a hablar de esto en Chile, donde el desarrollo de este ámbito no ha comenzado a ejercerse cabalmente desde el mundo independiente y hoy día es un espacio reservado para las majors.
¿Cuán desarrollada está esta área en Europa?
A nivel global, las divisiones editoriales de las discográficas son una parte muy importante del trabajo, que además es muchas veces muy técnica y específica. Por lo mismo en Europa hay incluso ferias y mercados que han comenzado como espacios de intercambio dedicado exclusivamente al mundo editorial, como MIDEM en Francia.
Por otra parte, en Europa el universo de editoriales independientes fuera del alcance de las majors, y con otros modelos de funcionamiento, es bastante amplio.
¿Por qué crees que en Latinoamérica la figura de la editorial está menos desarrollada?
Creo que tiene mucho que ver con la forma en que las majors aterrizaron en el continente, acaparando en su momento parte importante del mercado. Esto dificultó que se desarrollara una industria diversa, sobre todo en el ámbito editorial que es el más árido e inaccesible. Esto ha significado que la profesionalización del sector en América Latina haya sido más tardía y que el sector editorial cuente hoy con un desarrollo muy incipiente en la región.
¿Qué crees que podríamos hacer en Chile para impulsar este desarrollo?
Desde el sector independiente ya se están generando instancias importantes para promover espacios de abordaje y discusión de esta problemática. En Fluvial, por ejemplo, el tema central de este año iba a ser la sincronización.
De todas maneras, creo que el estado debiese jugar un rol más activo en este sentido y procurar, como parte de su misión de profesionalización del sector, promover la formación y aparición de actores en el rubro editorial. Si bien el abordaje debiese encararse de manera transversal por los distintos servicios vinculados al fomento de la actividad musical, por la naturaleza del ámbito, me parece que CORFO es la institución que debiese liderar este proceso.
Tengo entendido que a través de Factoría Musical se podría avanzar en esa línea, principalmente en el objetivo de hacer crecer y diversificar los servicios de las empresas musicales hacia el ámbito editorial.
Cuéntanos sobre Shubert Music Publishing y el rol que cumples tú dentro de la editorial
Es una editorial independiente austriaca, que logró desarrollar un trabajo muy profesional y dedicado principalmente en Europa Central y del Este, llegando a representar catálogos importantes como Rough Trade, Ninja Tune o Kobalt. Actualmente cuenta con 13 oficinas en los principales territorios de Europa (Reino, Unido, Alemania, Francia, España, entre otros) y Estados Unidos.
Como A&R Manager para España y América Latina, junto con la protección y administración del repertorio que representa la editorial, mi función principal es gestionar, promover y proyectar música desde una variedad de géneros proveniente de España y América Latina en Europa y Estados Unidos, y establecer canales de intercambio entre los distintos territorios.
Como parte de ese trabajo actualmente estoy preparando el lanzamiento de un nuevo sello discográfico y plataforma de desarrollo para proyectos musicales iberoamericanos que se llama Costa Futuro, donde me desempeño como Label Manager.
Cuéntanos más de Costa Futuro
Costa Futuro es un sello discográfico con sede en Barcelona, que nace al alero de la editorial, y que publicará un amplio espectro de música iberoamericana que abarca desde el rock y el indie hasta música urbana y electrónica, para desarrollarla principalmente en los territorios en los que tenemos una estructura de trabajo: Europa y Estados Unidos.
El sello iniciará sus actividades el 2020 y se apoyará en las redes internacionales que Schubert Music ha consolidado en distintos países, entre las que además de las oficinas editoriales existen otros sellos especializados, agencias de promoción, comunicaciones, booking y soporte digital.
De esta manera, desde esta plataforma asumiremos la gestión del material fonográfico desde la fabricación, distribución física y digital, y el publishing, hasta el trabajo de promoción, comunicación, management y booking.
Actualmente en Europa no existen sellos especializados en música Latina, por lo que Costa Futuro pretende convertirse en una vía de acceso transitable para música que hasta ahora tenía escasas posibilidades de desarrollarse en la región. Es una figura que inaugura un canal para una música que tanto en Europa como Estados Unidos está siendo subrepresentada y que no ha tenido la oportunidad ni el soporte para incursionar en esos territorios.
Si quieres saber más de Costa Futuro y Schuber Music: