3 de junio de 2019
La experiencia de la lectura tranquila es irremplazable
Paulo Slachevsky es director de la editorial independiente LOM Ediciones que nace el año 90, actualmente tiene un catálogo de más de 500 títulos y se define como un proyecto cultural. Es también Vicepresidente de la Asociación de Editores de Chile, que aúna a editores independientes y universitarios y ha trabajado por reponer la lectura del libro como un tema fundamental, para potenciar nuestra cultura, hacer de Chile un país creador y productor y no solo receptor de la producción cultural de los países del norte, y tener una industria editorial propia. En entrevista con Chilecreativo nos habla de los desafíos de la industria del libro hoy en Chile.
¿Cuál fue la propuesta que hicieron como Asociación con respecto a la política del libro en 2006?
La política del libro es una estrategia sistémica que abordan toda la cadena del mundo del libro, del lector al autor. La propuesta nuestra entre otras cosa, proponía un IVA diferenciado para el libro. Nosotros planteamos que lo mejor no es eliminar el IVA, sino que sea del 5, 6% en vez del 19% y que no hay razón para que Chile no tenga un IVA diferenciado para el libro. Todos los países que hemos firmado tratado de libre comercio tienen un impuesto diferenciado para el libro y eso habla de la importancia que el estado le da al acceso al libro por parte de la ciudadanía. El 2006, en el primer gobierno de la Presidenta Bachelet, se logró que el tema fuera discutido, pero lamentablemente en la política actual el tema del IVA no está en discusión ahora en esta política. Es una de las demandas pendientes más emblemática del mundo del libro actual, pero creemos que la articulación de una serie de acciones podría abrir un círculo virtuoso para el libro en Chile.
¿Qué otras medidas creen que se tienen tomar para la incentivación del libro y la lectura en Chile?
La democratización del libro. En Chile, hay un presupuesto significativo para el libro, para compras públicas de textos escolares, de bibliotecas públicas y escolares. En el libro de textos está totalmente concentrado en 2 o 3 multinacionales, en el libro de bibliotecas escolares más del 70% se compra a libros extranjeros. No hay una mirada sobre poner en un lugar mucho más central la producción local. El libro no es solamente un tema de lectura, el libro también es un tema de escritura, de creación. Los colegios además de leer clásicos y libros de otras latitudes que sin duda es importante, pueden leer autores vivos, compartir con esa autora, y cambiar la relación de la ciudadanía con la lectura.
¿Cuáles son los desafíos del tema editorial con los países de la Alianza del Pacífico?
Tenemos realidades y problemas muy similares. En los 4 países se ha agudizado la tensión entre cultura y comercio. Donde domina una mirada muy comercial, donde pareciera que la cultura es esencialmente entretenimiento y no una una fuerza transformadora, una posibilidad que nuestros países salgan de ser meros portadores de materias primas y se potencie mucho más nuestra producción intelectual propia. También domina una lógica muy colonial donde se valora más de lo que viene del norte y de lo que viene de afuera, y cierto desprecio por lo propio, como que no hubiera suficiente, como que no hubiera diversidad, cuando hay una enorme diversidad. Es importante hacer una acción conjunta para reponer en valor el libro y la creación local.
¿Cuáles son los desafíos de la industria del libro en la era digital?
En los procesos de producción lo digital ha generado grandes cambios. Hoy posibilita ediciones de bajo tiraje a precio más accesible, los procesos de diagramación han cambiado totalmente. Ahí lo que falta es tener acceso a software en el ámbito del diseño y de la gestión y de acceso libre. En el ámbito del libro digital propiamente tal, por un momento hubo un terror que venía a cambiar todo y a reemplazar el libro impreso y felizmente hoy las cifras dan cuenta que eso no está ocurriendo, y lo que hay que hacer es articular ambos mundos. Yo creo que el tema digital está abriendo algunas posibilidades como que estén accesibles en todo el mundo, pero no está reemplazando al libro físico.
¿El libro pasó a ser casi como un tesoro no?
Felizmente después de una fuerte pérdida en Chile de la valoración simbólica del libro, que se marca con el golpe, nuevamente está habiendo en los jóvenes particularmente la valoración del libro como algo diferente. Todos tenemos capacidades intelectuales enormes pero muchas veces no la potenciamos, y la experiencia de la lectura tranquila, detenida es irremplazable. También en una sociedad muy individualista nos permite ponernos en la piel del otro y vivir lo que viven los otros y nos acerca a algo más humano. La rapidez del computador, la rapidez de los emails no van a la velocidad humana.
¿Qué visión tiene sobre la creación de proyectos multimedia que complementen por ejemplo la creación de un libro con un app o material más interactivo?
Yo creo que es un gran potencial futuro está aunar soportes, que se complementen. Sí son desafíos caros, entonces creo que sería interesante buscar mecanismos que potencien su desarrollo. Es una de las vías futuras que va haber en el mundo del libro y la cultura pero todavía quedan algunos desafíos de base que son más importantes. Como la socialización y democratización del libro en Chile, que no sea para ciertos sectores de la sociedad sino que transversal a un país, no solo por acceso económico también a nivel de acceso geográfico, por ejemplo la mayoría de las librerías están concentradas en Santiago, Valparaíso, Viña y Concepción, pero también en ciertas comunas de Santiago. Hay unos déficit básicos de acceso al libro, de potenciar el gusto por la lectura en muchos sectores que están bastante alejados de ese mundo.