24 de junio de 2019
Estudio revela que jóvenes entre 18 y 29 años dividen el tiempo de lectura entre bibliotecas y las nuevas plataformas de contenidos digitales, tanto para ficción como no ficción
“¿Estás satisfecho con la variedad de libros que te ofrece la biblioteca?” fue una de las preguntas con la que los académicos de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile Kristina Cordero y Pablo Chiuminatto, junto a la profesora del Instituto de Educación de la University College de Londres Sam Duncan, consultaron a casi 350 jóvenes de entre 18 y 29 años usuarios de bibliotecas públicas y privadas de la Región Metropolitana. La respuesta que obtuvieron no pasó inadvertida. La gran mayoría de los encuestados reportó un alto nivel de satisfacción respecto de la biblioteca de la que es usuario frecuente: 91% dijo estar o “muy satisfecho” o “satisfecho”.
Esta realidad forma parte de importantes hallazgos recogidos en el estudio “Qué leo y qué quiero leer” que la Corporación del Libro y la Lectura, presentó este jueves 13 en el Centro de Extensión de la UC, en un conversatorio con Kristina Cordero junto a Florencia García, Directora de la Biblioteca Pública Digital; Vanessa San Mateo, Coordinadora de Gestión de Biblioteca Viva; y Jesús Diamantino, autor de editorial Zig-Zag, profesor y director del Departamento de Expresión de la Universidad Adolfo Ibáñez.
“Esta investigación podría ser el puntapié inicial para que se generen más estudios sobre los jóvenes, sus prácticas de lectura e intereses. Sin duda es un grupo etareo interesante para indagar y del que poco se conoce”, señaló Kristina Cordero al comenzar con el detalle de los resultados.
La valorización que los jóvenes hacen de la biblioteca como espacio físico y también simbólico fue otro de los aspectos abordados. Es así como los encuestados la perciben como un espacio comunitario, cómodo para estar, leer y estudiar, pero donde el robo y la pérdida son factores que dificultan su uso, pues es utilizado a veces por personas que “no tienen una cultura de literatura, de cuidar”, según explicita un participante. Asimismo, reconocen su importancia no solo por el servicio de préstamo, sino también por su espacio físico como lugar de estudio, algo que muchos no encuentran en sus casas o establecimientos educacionales.
En tanto la percepción de la biblioteca por parte de sus usuarios como un lugar protegido donde nutrir la práctica de la lectura, trasciende lo material para instalarse como un referente de superación personal. Por ejemplo, la biblioteca tiene para ellos un doble propósito: por un lado es un espacio para iniciar a niñas y niños en la lectura; y por otro, sirve para satisfacer los deseos de los mayores de formarse y entretenerse.
Otros hallazgos
Los investigadores también quisieron conocer a través de qué otras vías los jóvenes accedían a los libros, aparte de la biblioteca. La principal resultó ser la descarga de contenido de internet sin costo asociado (69,08%), seguida del préstamo o regalo personal (56,07%); luego la compra en tiendas (34,68%) y, por último, la compra por internet (7,80%).
En relación a la web, al preguntarles qué actividades realizan por internet asociadas a la lectura o escritura, sobresale la escritura y/o lectura de ‘fanfiction’, con el 26% de los encuestados que declara practicar dicha actividad, seguida por la escritura online (20,8% de los encuestados), juegos en red (19,9%) y “otros” con 14,5%, y, en última opción, juegos de rol con 5,5%. “Este grupo sigue prefiriendo, al leer por entretenimiento, el libro impreso. Aunque es muy posible que estos números cambiarán dentro de los próximos años”, puntualizó Kristina Cordero.
En tanto, respecto a cuáles son los principales motivos de los jóvenes para pedir libros en préstamo desde la biblioteca, señalaron que por entretención (39,9%), estudio (23,8%), ampliar conocimiento general (21,3%), trabajo o perfeccionamiento profesional (9,2%), y por otras razones (5,8%).
El estudio también arroja luces acerca de cuánto, cómo y por qué los usuarios acceden al libro. En relación a cuánto, en promedio, las mujeres que participaron en la encuesta sacaron 3,7 libros en un lapso de 3 meses y los hombres, un promedio de 2,7 libros en el mismo período. Por rango etario, los usuarios de 18 a 24 años sacaron en promedio 3 libros cada tres meses; y los de 25 a 29 años, un promedio de 3,9 libros. En tanto cuando se les preguntó por libros leídos en el mismo período, la muestra arrojó 5,3 títulos en el caso de las mujeres y 4,1 en el de los hombres. Esta misma variable para los rangos de edad dio 4,5 títulos leídos en promedio para los usuarios de 18 a 24 años y 5,4 libros leídos para el grupo de 25 a 29.
“El acceso a la lectura muestra que, claramente, el factor de gratuidad es importante. Los jóvenes optan por esto antes que la compra”, agregó la investigadora.
En cuanto al tipo de libros que leen, se hizo una pregunta con múltiples opciones no excluyentes que generó 1.597 respuestas. La cantidad de respuestas de por sí sugiere que existe una gran diversidad de intereses, en una gran variedad de géneros y formatos. Los diferentes géneros de ficción (novela histórica, romántica, ciencia ficción, fantasía, misterio, terror, y policíaca) suman un 55% de sus intereses, mientras que la no-ficción (historia, política, filosofía, ciencia y autoayuda) representa un 31% de las lecturas preferidas. Además, un 9% dice leer novelas gráficas y cómics, y un 5% poesía.
“La categoría de no-ficción es interesante, ya que muchos jóvenes consideran que hacen falta más libros de este tipo en las bibliotecas. La sorpresa fue poesía, porque las peticiones de este género fueron 0%”, detalló Cordero.
Frente a este resultado, Florencia García, Directora de la Biblioteca Pública Digital, expresó que “según mi experiencia la poesía, siendo intencionada como recomendación, sí puede llegar a consumirse. Estos usuarios se mueven principalmente por lo que uno les recomienda. Por tanto, a nivel de bibliotecas, me parece importante promoverla aún más”.
Vanessa San Mateo, Coordinadora de Gestión de Biblioteca Viva, agregó que “los colegios siguen pidiendo los mismos 50 libros hace años”, razón que explicaría el poco interés por lecturas más tradicionales. Y en este sentido la investigación arrojó “que es necesario flexibilizar el canon desde el Ministerio de Educación hacia las instituciones escolares”, precisó Kristina Cordero.
“El canon literario finalmente lo decidimos todos nosotros”, señaló Jesús Diamantino. “Yo soy un creyente de que este canon se modifica, evoluciona y debe ir proyectando estos cambios de hábitos. En clase he ido conociendo las aprensiones de los estudiantes”, dijo.
Además de la diversidad de gustos lectores entre los jóvenes, la presentación hizo referencia a otras interrogantes que el estudio buscó despejar, como cuál es la importancia que éstos le asignan al criterio del bibliotecario y su rol como autoridad, guía y mediador de lectura. Al respecto, un 54% de los encuestados afirmó que elige sus lecturas por recomendación de un amigo o familiar; un 42% por reseñas y artículos en publicaciones impresas; un 35% por recomendación de un profesor o bibliotecario; 31% por redes sociales y 25% por estar relacionado con una serie televisiva, película o video.
Metodología
La investigación, que fue posible gracias al Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, se llevó a cabo a partir de una muestra compuesta por usuarios de entre 18 y 29 años asiduos a 16 bibliotecas públicas de 12 comunas de la Región Metropolitana seleccionadas a partir de reuniones con la Dirección del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas (considerando variables como volumen de préstamos y de usuarios del rango de edad), representando una diversidad de NSE alto, medio y bajo. También se incluyeron cuatro bibliotecas privadas ubicadas en centros comerciales de alta concurrencia ubicados en comunas de NSE medio y bajo.
Luego de establecer las bibliotecas para la muestra, se distribuyó entre ellas una breve encuesta dirigida a jóvenes que los mismos bibliotecarios identificaron como usuarios constantes. De este modo, se alcanzó una muestra final de 346 encuestados, de los cuales 138 fueron hombres y 208 mujeres. De ellos, un 64% corresponde al segmento de entre 18 y 24 años; y el 36%, al de entre 25 a 29 años de edad. Del total de encuestados, 210 corresponden a bibliotecas públicas (61,0%) y 136 a usuarios de Biblioteca Viva (39,90%).
Foto: De izq. a der.: Jesús Diamantino, autor de editorial Zig-Zag, profesor y director del Departamento de Expresión de la Universidad Adolfo Ibáñez; Vanessa San Mateo, Coordinadora de Gestión de Biblioteca Viva; Florencia García, Directora de la Biblioteca Pública Digital; y Kristina Cordero, investigadora principal del estudio.